Ocupaciones, responsabilidades, compromisos y un sinfín de actividades, que definen la vida “adulta”, hacen que olvidemos aspectos importantes de nuestras vidas.

Que olvidemos experiencias y lecciones que nos han formado y nos han convertido en quienes somos y que, sin duda, juegan un papel importante en quiénes podemos llegar a ser.

Quienes olvidan todo aquello que marcó una diferencia en sus vidas, empiezan a enfrascarse en asuntos triviales e irrelevantes, desperdician su tiempo, toman malas decisiones y no logran aprovechar al máximo su potencial.

Te invito a que recordemos las siguientes 6 cosas que te ayudarán a mantener el enfoque en tus metas o, en su defecto, retomar el camino hacia lo que en verdad quieres.

Ponte cómodo y empecemos…

1. No olvides tus logros

Por más importantes o significativos que fueron algunos logros en nuestro pasado tendemos a olvidarnos, no recordarlos o simplemente minimizarlos con el tiempo.

Un premio, reconocimiento, un triunfo, incluso las metas que, en su momento se veían lejanas o imposibles, pierden su brillo cuando las tendemos a olvidar.

Y no, no te equivoques, no estoy diciendo que vivas de éxitos pasados.

Se trata más de no olvidar que si en el pasado fuiste capaz de lograrlo, hoy también puedes hacerlo.

Cuando olvidamos los obstáculos que hemos superado y lo lejos que hemos llegado nos quedamos con una reserva de combustible – de motivación – insuficiente para superar los nuevos retos.

De pronto, olvidar lo capaces que fuimos en el pasado nos hace frágiles antes las adversidades de hoy.

No uses las victorias pasadas para vivir de recuerdos, utilízalos como inspiración para tu presente.

Es más, ahora mismo escribe todos los logros conseguidos y todos los obstáculos que has superado para llegar a donde estás hoy.

Esa lista puede ayudarte a reenfocarte cuando los momentos críticos aparezcan.

2. No olvides de dónde vienes

Así como es esencial recordar nuestro proceso de superación, recordar nuestros orígenes o inicios nos ayuda a mantener los pies en la tierra.

Es posible que hoy te encuentres en una posición más favorable que el pasado. Es también posible que los momentos que fueron normales en tu pasado hoy se han vuelto poco atractivos o rutinarios.

Es posible que en el camino te hayas vuelto más exigente, al punto que lo que antes aceptabas con agradecimiento, ahora lo rechazas.

Muchos olvidan que las cosas cambian, a veces más rápido de lo que esperamos o estamos preparados.

Una crisis, una mala decisión, una mala jugada, cambian por completo nuestras vidas y de pronto, nos vemos sin esos privilegios que hemos venido disfrutando por algún tiempo.

Nunca olvidemos de dónde venimos.

Es más, volver de vez en cuando a esos lugares tranquilos y sencillos de nuestro pasado nos mantienen conectados con la esencia de nuestro ser.

No todo tiene que ser lujos y consumismo.

Si nos dejamos llevar por esa idea que inunda las redes sociales, donde todos tienen experiencias lujosas, únicas o exóticas, perdemos el rumbo de lo importante para nosotros.

Buscamos una vida idealizada que nunca nos harán sentir satisfechos.

No está mal disfrutar de las cosas si tienes lo recursos para hacerlo, pero nunca olvides las cosas sencillas que componen la vida y que en muchos casos te pueden hacer más feliz.

Una charla. Un café. La compañía de alguien importante. Un paseo. Tomar el sol. Son cosas que no deberíamos olvidar.

3. No olvides a las personas que te ayudaron

No es posible, ninguna meta puede cumplirse sin la ayuda, colaboración o intervención de otros.

Y son esas personas importantes las que nunca deberías olvidar.

En el momento en que creas que eres absoluta y completamente capaz de hacer o lograr algo solo, estarás limitando el impacto que puedes causar, no solo en tu vida, también en la vida de otros.

No dejemos que nuestro ego sobrepase nuestros méritos y los méritos de aquellos que han jugado un papel importante en nuestro camino.

A lo largo de tu vida, recibirás apoyo económico o emocional o académico, y mucho de ese apoyo termina siendo fundamental (sino es que vital) para tu crecimiento.

Un poco de gratitud, no te hará menos.

Reconocer ese aporte, mantener en contacto con esa persona, escribirle o llamarla de vez en cuando, recuerda lo importante que es y ha sido esa persona en tu vida.

4. No olvides que el cambio empieza contigo

Es fácil juzgar. Es fácil encontrar culpables. En verdad, es fácil decir que, si las cosas y personas cambiarían un poco, lograrías todo lo que una vez te propusiste.

Y es en ese momento en el que olvidamos que el cambio comienza con uno mismo.

Esperar que los demás cambien, que la situación lo haga, que una oportunidad aparezca es desperdiciar tu tiempo en cosas que no van a ocurrir hasta que seas tú quien dé el primer paso.   

Obstáculos, retos, problemas, preocupaciones, todos las tenemos… la diferencia está en el hombre que decides ser ante ellos.

Puedes ser alguien que busca culpables y espera la solución desde fuera…

…O ser alguien que se hace responsable y sabe que cualquier solución implica que se haga algo.

El cambio empieza contigo, con una acción, con una decisión, con la aceptación de que las cosas pueden ocurrirte a ti o pueden ocurrir para ti.

5. No olvides el poder de las influencias positivas

Olvidamos que somos el promedio de las personas con las que más pasamos tiempo. Esa influencia ejerce un enorme poder sobre nosotros.

Lo que somos, los que hacemos y nuestras expectativas están fuertemente influenciadas por nuestro entorno inmediato.

Cuando las cosas se ponen difíciles, es crucial que tengamos un sistema fuerte de apoyo que influya de manera positiva.

Por lo tanto, rodearnos de mentes positivas, de personas que nos inyectan motivación y eliminan toda influencia negativa o limitante, se convierte en una poderosa arma para sentirnos valiosos.

Tristemente olvidamos esto y muchos terminan rodeados de personas que limitan o encasillan sus sueños.

De pronto, te conviertes en un hombre que solo aspira a lo “normal”, uno que no busca más, que se conforma con lo que hay y deja que la vida simplemente pase.

6. No olvides que la vida es corta

No la des por sentada.

El mañana no está garantizado.

En algún momento de nuestras vidas nos sentíamos invencibles, con todo el tiempo del mundo, capaces de lo que sea.

El problema era que abordábamos cada día, no como una oportunidad para empezar o construir, sino como una oportunidad para postergar, dejar para después o para desperdiciar, porque sentíamos que siempre habría un mañana.

Olvidamos que, así no lo veamos, hay un contador encima de nuestra cabeza que en algún momento llegará a cero.

Tenlo presente cuando llegue la noche.

Tenlo presente cuando amanezca.

Un día menos, es un día que sabes que no volverá.

Aprovecha el día.

Aprovecha el único momento que te pertenece enteramente: el ahora.

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