Muchos hombres se sienten perdedores y débiles y no está bien.
Y no lo está porque esos hombres pueden ser mucho más de lo que son.
No está bien… porque todo ese potencial se va por el caño.
No está bien… porque se hacen daño a sí mismo, dañan a sus familias, dañan al mundo.
La debilidad es miedo, miedo de afrontar la vida con todo lo que ello implica. Si dejas de huir y enfrentas el sufrimiento de forma voluntaria y consciente, te darás cuenta que eres mucho más fuerte de lo que crees.
Porque sólo podrás conocer tus límites cuando intentas superarlos.
La vida no es fácil
La vida no es fácil, nunca lo ha sido, ni lo será.
La vida es tan dura como la puedes imaginar, pero tú puedes ser más fuerte de lo que piensas.
Es como si dentro de ti habitará una bestia que persigue algo mucho más grande, algo mucho más significativo que la simple comodidad o conformismo.
Algo que hace que tu resiliencia y fuerza aumenten y sean tus recursos principales para luchar contra la catástrofe y desilusión de la existencia sin amargarse.
La vida es dura, pero tú puedes ser tan magníficamente duro para no solo superar eso, sino también para mejorar.
La única forma de sobrepasar todo lo que se atraviese en tu camino, es creciendo y siendo más grande.
Es igual a decir:
“Esto es terrible, pero estoy preparado para enfrentarlo”.
Muchos hombres no son conscientes de eso.
No son consciente de que están armados para enfrentar todo aquello que aparezca en su camino y vencer.
No son conscientes que son más fuertes que las cosas más terribles de este mundo.
Hay cosas terribles – demasiado – pero eso solo significa que nosotros podemos ser mucho más fuertes.
Y no, no es optimismo ingenuo, es algo más.
Cuando eres puesto a prueba, dentro de ti se despierta esa bestia que no deja que te rindas, que busca dar un golpe más, que siempre buscará que ganes.
Nuestra batalla interior
Hay una batalla en nuestro interior que busca quebrarnos.
Creer que eres una víctima en cierto modo tiene sentido. La naturaleza te inspira, pero también conspira en tu contra. La sociedad te condena, pero también te respalda. Tu mente juega en tu contra, pero también te ayuda a lograr las más grande proezas.
Pero solo te convertirás en una víctima si dejas que estas fuerzas te rompan.
Y lo harán si no tomas la responsabilidad sobre tu vida y si sigues atribuyendo tus resultados a lo injusto que es el destino, el universo o lo que sea.
Lo harán si sigues creyendo que los demás tienen la culpa y tú no tienes nada de poder sobre tu vida.
La idea de que tus problemas deberían ser resuelto por otros, que es injusto que sufras por culpa de los demás, es muy atractiva.
No tienes que tomar ninguna acción, no tienes que hacer nada al respecto, tan solo quejarte lo suficiente como para que alguien te escuche.
Lo irónico es que aquello que te quejas es el camino, el obstáculo es el camino.
Quizá aquello de lo que te quejas sea extremadamente difícil de resolver, pero quizá tú también estés extremadamente preparado para afrontarlo.
La abrumadora mayoría de hombres no hacen este trabajo porque no se siente bien, porque sienten que eso no los hace felices, porque han creído que la comodidad y placer inmediato es igual a felicidad.
Pero cuando orientas tu vida hacia algo mucho más profundo, cuando tomas la responsabilidad sobre tu vida, sobre tu familia, incluso sobre tu comunidad, encuentra un nuevo significa de felicidad. Uno que puede ser sostenible en tu vida.
Solo podrás tomar el control de tu vida, dominar tu camino y destruir tu debilidad cuando abrazas tu bestia interior, cuando tomas responsabilidad sobre tu vida, sobre tus resultados, sobre quien eres y quien puedes llegar a ser.
Abraza tu bestia interior, contrólala, dirige su energía y, sin dudas, destruirás tu cualquier debilidad en tu vida.